Dos tipos de mujeres

–  Sigo creyendo que ningún hombre debe imponerle su autoridad a otro.

Leonora no responde. ¿Para qué?

–  Fuiste la musa de hombres superiores – sonríe Breton.

Leonora se enfurece.

–  Yo no tuve tiempo de ser la musa de nadie. Estaba ocupada rebelándome en contra de mi familia y aprendiendo a ser artista.

Leía la página 376 de “Leonora” de Elena Poniatowska cuando no pude evitar escuchar a la mamá joven que entró al salón de belleza con su niña de unos nueve años, preguntó por la chica que la atendería mientras yo esperaba con una toalla alrededor de mi cabeza.

La vi sentarse frente al espejo mientras le decía a la chica, “Me se siento fea y vieja, quiero un cambio de look, pero… no me corte mucho, quiero mantener el largo” la chica, que es una de las mejores del salón, le sugiere un cambio de color, la mamá joven contesta “NO! a mi esposo no le gusta que me tiña el pelo ni que me lo corte” a todo esto yo ya había cerrado el libro y continuaba poniendo atención.

Después de muchas preguntas y dudas, accede a que le corten más de lo planeado y que le tiñan el pelo con la condición que la dejen lo más natural posible. Mientras la chica prepara los tintes y la mezcla, veo a través de mi espejo como empieza a aumentar la ansiedad de la mamá joven; no deja de mover el pie, se mira al espejo, se le llenan los ojos de lágrimas y dice: “Tengo miedo, mi esposo se va a divorciar de mi si me tiño el pelo”, “Tengo náusea y quiero llorar” entre todas –  yo incluida –  le decimos “Todo estará bien, tranquila”, alguna le dice “A su esposo le va a gustar más después de este cambio” bah! pienso en mis adentros eso no es importante.

Mientras todo este drama acontece la niña de unos nueve años se encuentra sentada en el sillón jugando con el celular de la mamá joven; no puedo evitar pensar en el entorno machista en el que esta niña vive, ver la angustia de la mamá por hacer lo que desea con su pelo, con su cuerpo, con su vida. Crecer creyendo que es normal que la pareja nos prive de cumplir deseos y sueños, creo que nadie -hombre ni mujer – debe vivir en una relación bajo la autoridad del otro.

Me terminan de alistar, me levanto, pago y me despido. Por la noche retomo mi lectura, la historia de una una mujer indomable, un espíritu rebelde, una pintora única en su especie, que en contra de su familia y de su amor a veces enfermizo por otro pintor logra realizarse como madre, artista y sobre todo mujer. Ese día me topé con dos tipos de mujeres: la mamá joven y la de mi libro; escogí ser como Leonora.


Libro:

“Leonora” de Elena Poniatowska.  2011.

2 Comments

  1. Enrique dice:

    En mi opinion, el amor propio conmensurado, así como el respeto por uno mismo quizás sean la clave para sortear cualquier obstáculo, barrera, atadura o prisión que suelen formar los juicios de los demás. Cabría quizás señalar que a veces aunque pareciera que la influencia de otros nos subyuga, es nuestro miedo personal lo que nos somete. Miedo a debatir, a ir contra la corriente, a dejar la rutina. Esos miedos que nos causan también los prejuicios.

    Es interesante leer el ejemplo que compartes de las contra partes, la incognita de el futuro de una niña en un entorno marcado por el machismo. Quiero tener la esperanza de que aquella niña tendrá oportunidad de crecer en un ambiente más abierto que en el que quizás han vivido sus padres, leer, sentir y con ello esta niña podrá crearse un criterio más sano y amplio.

    Saludos Vannia A Ortega

  2. Yo también sostengo esa esperanza <3
    Gracias por leer y comentar.
    Saludos.

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