Feminismo, tarea de todos.

Hace tres meses me casé con mi novio de once años, dos días después de nuestra boda, viajamos a Jamaica para nuestra luna de miel. Mientras hacíamos escala en uno de los aeropuertos vi nuevamente el libro de Chimamanda Ngozi “We should all be feminist” ya me había topado con él en Nueva York durante mi visita a la gift shop de la Biblioteca Pública, en esa ocasión lo tomé y puse en la canasta pero decidí no comprarlo, varios meses después de ese primer encuentro ahí estaba nuevamente, el último ejemplar de esa librería, así que lo compré.

Este libro de 52 páginas es una versión adaptada de la charla de TED que dio la autora en el 2012. En este ensayo Ngozi desmitifica el tema del feminismo y lo aborda desde la inclusión de género y la femineidad.

Chimamanda nos explica cómo la palabra feminismo tiene connotaciones tergiversadas que satanizan la idea. Ser feminista no significa odiar a los hombres o adoptar una posición hegemónica ante el hombre, tampoco significa ser una mujer infeliz, que no le gusta maquillarse o que se vista y actúe de cierta manera característica. Ser feminista significa reconocer que la mujer está en desventaja en la mayoría de los contextos de la vida, no porque seamos incapaces de cumplir con las expectativas de un cargo ejecutivo, optar a una presidencia, o decidir por nosotras mismas lo que deseamos hacer con nuestras vidas, estamos en desventaja por el simple hecho de ser mujeres, por eso es una cuestión de género.

Entenderlo de esa manera no es tan complicado, es cuestión de prestar atención. Todas y todos hemos vivido “pequeñas” experiencias que lo confirman, como por ejemplo cuando en un bar mi pareja ordena una naranjada y yo una cerveza, al momento de servirlo lo sirven al revés; o cuando Jimmy Morales pide en un discurso a su esposa que siga siendo calladita pero trabajadora; o cuando una mujer decide vivir su sexualidad plenamente y es juzgada – por hombres y mujeres – sí, las mujeres también perpetuamos esta diferencia. Y es que este pensar y actuar socialmente aceptado, se ha vuelto parte de nuestra cultura.

Pasamos demasiado tiempo enseñando a las niñas a preocuparse por lo que piensen de ellas los chicos. Y, sin embargo, al revés no lo hacemos. No enseñamos a los niños a preocuparse por caer bien. Pasamos demasiado tiempo diciéndoles a las niñas que no pueden ser rabiosas ni agresivas ni duras, lo cual ya es malo de por sí, pero es que luego nos damos la vuelta y nos dedicamos a elogiar o a justificar a los hombres por las mismas razones. El mundo entero está lleno de artículos de revistas y de libros que les dicen a las mujeres qué tienen que hacer, cómo tienen que ser y cómo no tienen que
ser si quieren atraer o complacer a los hombres. Hay muchas menos guías para enseñar a los hombres a complacer a las mujeres.

We all should all be feminist.

Chimamanda Ngozi.

Cuando empecé a escribir este texto le pregunté a mi pareja si él considera que existe la desigualdad entre hombres y mujeres y su respuesta fue: “Sí, las mujeres la tienen más complicada.” conversamos sobre esto y nos preguntamos: “Si llegamos a tener una hija ¿cómo la vamos a educar?” los dos coincidimos en que la queremos educar sin temor, empoderada, con la seguridad de que puede lograr lo que desee sin que el hecho de ser mujer la prive o la detenga y con la clara conciencia de que hombres y mujeres somos iguales. La segunda pregunta fue “Y si tenemos un hijo ¿cómo lo educaremos?” y nuevamente coincidimos en que será educado de la misma forma en que educaremos a una niña, porque las mujeres somo seres humanos de pleno derecho al igual que los hombres.

Una vez comprendamos esto, lograremos el cambio. Juntos, hombres y mujeres.


Les comparto la charla de TED :

http://www.youtube.com/watch?v=hg3umXU_qWc